Los derechos fundamentales de la humanidad son letra muerta: Rutilio Grande

Por: Roselia Núñez


El 12 de marzo de 1977 fue asesinado el párroco de Aguijares, Rutilio Grande, considerado el precursor de las ideas libertadoras adoptadas por Monseñor Romero.


La vocación de servicio del padre Grande era el pueblo, entendido por él como las mayorías oprimidas. Desde el Evangelio nunca cesó de denunciar las opresiones e injusticias. Rutilio fue profesor y director de las experiencias pastorales. Dirigió a los seminaristas en “misiones” por los pueblos.

Una de las clases que más le gustaba enseñar era la Constitución de la República, desde donde denunció las violaciones a la constitución y a los derechos fundamentales de la humanidad. Esto es “letra muerta” exclamaba molesto.

Sus debilidades y enfermedades pasaban a un segundo plano, dando paso al profeta que denuncia desde el Evangelio y apoyando a la ciudadanía que reclama el cumplimiento de la Constitución de la República.

Rutilio Grande García, nació en el Paisnal, San Salvador, el 5 de julio de 1928. Hijo de Salvador Grande y Cristina García de Grande, quien murió cuando él tenía cuatro años de edad.

A partir de entonces quedó al cuidado de su abuela, una mujer religiosa a quien Rutilio “le atribuyó la responsabilidad de haber sentado las bases de su espíritu piadoso y su vocación al sacerdocio”.

El padre del párroco Rutilio fue un hombre económica y políticamente muy importante en la Villa del Paisnal, de donde además, fue alcalde durante muchos años y en diversos períodos.

Su formación eclesiástica
Sus estudios en el Seminario San José de la Montaña los inició a la edad de 13 años. En 1945, entró en el noviciado de los Chorros en Venezuela.

Dos años después, ya con 19 años de edad, pronunció sus votos perpetuos y privados de pobreza, castidad y obediencia, según las costumbres y los derechos de la Compañía de Jesús.

En 1960, se ordenó de sacerdote en España y regresó a El Salvador para incorporarse al Seminario San José de la Montaña donde se desempeñó durante dos años como Prefecto (tutor) de estudios y Prefecto de disciplina del seminario menor y profesor de latín, castellano, geografía e historia.

Se considera que el mayor aporte al seminario fue la introducción de dinámicas de grupo entre seminaristas debilitando el sistema tradicional verticalista. En octubre de 1953 fue trasladado a Oña, España, donde estudió la Licenciatura en Filosofía.

En 1956 comenzó en ese país, sus estudios de teología. Su preparación como jesuita la finalizó oficialmente en Córdova, España en 1963. Hizo sus últimos votos el 15 de agosto de 1964. Un año después se incorporó de nuevo al seminario.

El padre Rutilio se encarga de la parroquia del señor de las Misericordias de Aguilares en septiembre de 1972, aunque él hubiera preferido realizar sus experiencias pastorales en otro lugar.

Desde su llegada a Aguilares realizó un trabajo pastoral extenso, ahí creo permanentemente Comunidades Eclesiales de base y “fue muy querido entre los campesinos”.

Su asesinato
El asesinato del párroco, sucedió cuando se dirigía a El Paisnal a celebrar la Eucaristía, acompañado de Manuel Solórzano de 72 años y Nelson Rutilio Lemus de 16.

Ellos fueron emboscados y ametrallados, mientras atravesaban unos campos de caña. El informe de la Secretaría de Prensa del Arzobispado de San Salvador, indica que eran las 5 de la tarde del día 12 de marzo de 1977.

El reconocimiento de las cadáveres fue realizado por un médico forense a solicitud de las autoridades eclesiásticas.

El informe forense indica que los disparos se hicieron desde el frente, un lado y desde atrás con un arma marca Mantzer de uso policial.

Las balas blindadas de 9 milímetros atravesaron por la derecha el maxiliar y el cuello de Rutilio, rompiéndole la cabeza.

Varios disparos le atravesaron la región lumbar. Otros se introdujeron en los glúteos izquierdo y derecho.Según el informe fueron unos 12 disparos, todos ellos mortales, excepto el del pie, hechos por tiradores expertos desde una distancia de 15 ó 18 metros.

En el libro Rutilio Grande, Mártir de la Evangelización Rural, se destaca que fue víctima de la injusticia y la violencia institucionalizada que predominaba en El Salvador en los años 70.

El boletín del Arzobispado de 1977, menciona que Rutilo, sin lastimar y violentar a sus fieles en la práctica de su religión popular, fue formando una verdadera comunidad de fe, esperanza y amor, haciendo conciencia de la dignidad de las personas, de sus derechos fundamentales y también de su promoción humana integral.

Escrito para "La Gazeta Universitaria" de la Universidad de El Salvador, del 30 de marzo de 2005.

Prudencia Ayala, primera aspirante a la Presidencia de la República Salvadoreña

Por: Laura Molina

El hablar de mujeres notables en la historia de El Salvador, obliga a hablar de Prudencia Ayala, una mujer de carácter humilde que en 1930, sin ninguna preparación
académica pero consciente de sus derechos como mujer, retó al sistema social político de su tiempo al lanzarse como candidata a la Presidencia de la República en representación del Partido Unionista.

Su lanzamiento como candidata ha marcado la historia en el país, porque lo hace cuando la legislación salvadoreña no reconocía a la mujer como ciudadana, convirtiéndose así en la primera mujer en El Salvador e Hispanoamérica en optar a esa investidura.

Su plataforma estaba orientada básicamente a defender los derechos de la mujer e incluía aspectos como el apoyo a los sindicatos, la honradez en la administración pública, la limitación de la distribución y consumo del aguardiente, el respeto por la libertad de cultos y el reconocimiento de los hijos ilegítimos.

Prudencia estaba consciente de que su candidatura era imposible, luego que la Corte Suprema le negó el derecho a la postulación presidencial, aunque su gesto sentaría un precedente histórico que abriría el camino hacia la conquista de los derechos de la mujer.

No pudo concretar su inscripción como candidata a la presidencia, pero el Comité de Señoras siguió con la campaña de dignificación de la mujer y en 1938 la mujer comienza a figurar en la política nacional cuando el gobierno del Coronel Oscar Osorio, acepta un acuerdo de la Asamblea que señala que la mujer salvadoreña podía emitir su voto como ciudadana.

Los frutos de este movimiento comienzan en 1932 cuando la constitución establece el derecho a votar únicamente a las mujeres con un alto grado académico y que estuvieran casadas. Aunque esto era un paso importante, la inconformidad persistía y es hasta 1950 que la Constitución de El Salvador otorga la igualdad para ambos sexos.

Prudencia, su vida
Las fuentes apuntan que Prudencia Ayala nació entre 1885, 1890 ó 1901 por lo que no hay una fecha definida del año y el lugar de nacimiento, pero se conoce que en la zona occidental del país.

Ayala fue una mujer de lucha continua y combativa que amparada en el artículo 120 de la Constitución Liberal de 1886, pedía su reconocimiento y calificación como ciudadana. Además, se destaca como una de las principales mujeres gestoras del sufragio femenino y que abrieron el camino de la lucha por la igualdad de derechos que sigue vigente hasta hoy. Hija de Aurelia Ayala y de Vicente Chilet, Ayala de oficio costurera, logró estudiar hasta segundo grado por las limitaciones económicas de su familia.

Durante su vida, sobresalió por tener un verdadero liderazgo y en corto tiempo se ubicó como una luchadora y defensora de los derechos cívicos de la mujer salvadoreña. Su oposición a la desigualdad entre hombre y mujeres le salía del interior, tanto que a sus 16 años escribió “no todos los hombres titulados llevan bastón. Yo lo llevaré como insignia de valor en el combate contra los ingratos que adversan mi amor, mi ideal, la vida que llevo”.

Muy joven muestra un especial talento hacia la literatura y su lucha por los derechos de la mujer. Bajo el seudónimo de “Esperanza de la Espiga”, escribió y publicó en el Diario de Occidente los libros “Inmortal, Amores de Loca”, en 1925 y “Payaso Literario en Combate” en 1928.

Ayala estuvo en la cárcel
Prudencia Ayala fue encarcelada en febrero de 1919 por lanzar críticas contra el alcalde de la ciudad de Atiquizaya. Posteriormente viaja a la ciudad de Guatemala donde es procesada y encarcelada por participar en la planificación de un golpe de Estado contra Estrada Cabrera en 1921.

Considerada como la primera líder política de El Salvador, murió el 11 de julio de 1936 en San Salvador. En honor a su visión reivindicativa de los derechos de la mujer, el 6 de marzo de 2003 la Alcaldía de San Salvador nombró a la 4ª Avenida Norte y Sur con el nombre de Prudencia Ayala por ser una mujer visionaria que marcó el camino de sus reivindicaciones en este siglo.

Esta calle comprende la 9ª calle oriente hasta el bulevar Venezuela. La petición de nombrar algunas calles de mujeres destacadas fue realizada por la Consejería de la mujer de la Alcaldía de San Salvador.

Nota: Escrito para se publicado en la Gazeta Universitaria del 15 de marzo de 2004.

Mélida Anaya Montes: educadora y revolucionaria por vocación

Por: Roselia Núñez

Hablar de Mélida Anaya Montes, significa destacar su papel como profesora,secretaria general de ANDES 21 de junio y segunda al mando en 1983, de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí, FPL.

Como docente, se desempeñó en diversos centros educativos de Zacatecoluca y San Salvador y también ejerció en la Universidad de El Salvador, de donde obtuvo el doctorado en Ciencias de la Educación.

Mélida Anaya Montes, nació un 17 de mayo de 1929 en Santiago Texacuangos, Departamento de San Salvador. Desde su infancia quería ser maestra y con grandes esfuerzos económicos culminó sus estudios en una escuela situada a dos kilómetros de su casa.

Su preparación como maestra la continuó con la ayuda de un pariente de su padre que vivía en la capital, hasta graduarse con éxito en octubre de 1943.

Como docente, se desempeñó en centros educativos de Zacatecoluca y San Salvador, de donde obtuvo el Doctorado en Ciencias de la Educación en 1970.

A partir de los años 60, fue reconocida por su lucha reivindicativa gremial. En 1965 y bajo los postulados de Mélida fue creada la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños, ANDES 21 de junio, de la que fue Secretaria de Conflictos y Secretaria General en los años 60 y 70.

En 1968 es una de las máximas dirigentes de la primera gran huelga magisterial salvadoreña. Para ella, el papel de los docentes y del sistema educativo del país, debía estar encaminado a convertir a la persona en crítica y actuante dentro de la sociedad. De ahí su lucha por la reforma educativa bajo la permisa de que la educación debía ser utilizada como un factor liberador del individuo.

La lucha en el magisterio, encaminada a mejoras salariales, laborales y respeto de su dignidad como persona, iban acompañados de reivindicaciones más amplias como resolver antes, los problemas del país, como la falta de libertades, de organización y de un proyecto político que trascendiera los límites del modelo dictatorial y militar de la época.

La comandante “Ana María”
Perseguida por el régimen militar, en 1971 se enlistó a las filas de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí FPL, donde fue conocida por el seudónimo comandante Ana María.

En el libro con la Mirada en Alto de Marta Harnecker, quienes la conocieron explican que cuando ella se incorporó a la organización, lo hizo “porque le pareció correcto” el planteamiento político militar, la estrategia y la táctica integradora de todas las formas de lucha que contribuyeran al avance de la revolución y al desarrollo de las fuerzas del pueblo.

Sin dejar su puesto como Secretaria General de ANDES 21 de junio, en el segundo semestre de 1974 y como cuadro de las FPL, pasó a formar parte de la primera Comisión Nacional de Masas.

Atendió la subcomisión nacional magisterial y unos meses más tarde la subcomisión nacional del Bloque Popular Revolucionario.

Luego comprendió la necesidad de unir los destinos del magisterio y de las masas populares con los intereses y el futuro de los trabajadores. Desde el inicio, se incorporó a todo tipo de tareas clandestinas, iba armada a pintar muros, a dar seguridad y a realizar observaciones de objetivos.

Estuvo en el Cerro Guazapa durante la ofensiva final, impulsada por el FMLN en 1981.

Visión política
Salvador Sánchez Cerén, uno de los líderes políticos del país que conoció a la comandante, la describe como una persona con visión política y teórica que en ningún momento dudó, si era necesario, tomar el camino de la lucha armada para cambiar y hacer la revolución.

Para Cerén, es la Comandante Ana María quien contribuye en la unidad de las organizaciones político militares, de ahí el acercamiento inicial entre las FPL y el Partido Comunista con el resto de las organizaciones que luego conforman el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN.

A partir de ahí, es considerada una de las gestoras con visión integral, de considerar la lucha diplomática y el diálogo. Rechazaba el enfoque militarista por si solo.

Las ideas de ella eran muy diferentes a las de Cayetano Carpio, Marcial, fundador de las FPL en 1970 y primero al mando de este grupo clandestino en 1983, lo que generó pugna de poderes y llevó a un grupo de fanáticos, seguidores de Marcial, a asesinar a Mélida cuando se encontraba en Nicaragua, en marzo de 1983.

Este, al ser delatado por los autores del crimen, se suicida en abril del mismo año. Los restos de la Doctora Mélida continúan aún en tierras nicaragüenses debido a la ausencia de familiares que reclamen la repatriación de los mismos.

A 21 años de su asesinato, Sánchez Cerén considera que la gran enseñanza que dejó la comandante fue la necesidad de fortalecer la unidad de la izquierda y de ésta con los intereses de la mayoría de la sociedad.
Escrito para ser publicado en "La Gazeta Universitaria" de la Secretaría de Comunicaciones de la Universidad de El Salvador, el 31 de abril de 2004.

Algunas fechas para recordar


Texto por: Roselia Núñez


30 de julio de 1975
La masacre a estudiantes sobre la 25 avenida norte (ahora mártires del 30 de julio) ocurrida en 1975 y que dejara una veintena de personas muertas y centenares de heridas, es una fecha inolvidable entre estudiantes de la comunidad universitaria.

El recordar esta fecha ayuda a fortalecer la memoria e historia en aquellas personas que no conocemos el pasado de la Universidad y sus miembros, llámense estudiantes, docentes, trabajadores y autoridades.

19 de julio de 1972
En ese sentido, es necesario que se recuerden otras fechas no menos importantes para la comunidad universitaria, como la intervención militar del 19 de julio de 1972, en donde hubo arrestos de estudiantes, docentes y autoridades, incluyendo al entonces Rector Rafael Menjívar, al fiscal Luis Arévalo y al Decano de la Facultad de Ciencias y Humanidades Fabio Castillo.  El presidente del país, era el Coronel Arturo Armando Molina.

Otra intervención
El 26 de junio de 1980, la Universidad de El Salvador fue intervenida militarmente. En esta ocasión el alma mater estuvo cerrada hasta el 22 de mayo de 1984.  Personas testigas aseguran que eran las 11 de la mañana cuando miembros de la Fuerza Armada ingresaron a la UES, desalojaron edificios e hicieron que estudiantes, personal administrativo y autoridades se tiraran al suelo.

El informe de la Comisión de la Verdad sostiene que durante esa intervención, hubo entre 22 y 40 personas asesinadas y destrucción de las instalaciones del alma mater.

Asesinato de intelectuales
Hay otros hechos como la muerte del Decano de la Facultad de Economía, Doctor Carlos Rodríguez, ocurrida el 16 de septiembre de 1978.
 
El Licenciado Rodríguez fue asesinado un día después de haberse opuesto a que el estudiantado fuera golpeado por la guardia que mantenía el poder de las instalaciones de la universidad a través del denominado Consejo de Administración Provisional de la Universidad de El Salvador, CAPUES.

Este grupo de profesionales entró a dirigir el alma mater, posterior al asesinato del rector Carlos Alfaro Castillo, asesinado el 16 de septiembre de 1977. Él había sido nombrado Rector, por el entonces presidente Arturo Armando Molina, impuesto a través de un fraude electoral en 1972, orquestado por el Partido de Conciliación Nacional, PCN.

Es importante recordar al Rector Félix Ulloa, atacado el 28 de octubre de 1980 cuatro meses después de la intervención militar. Él murió un día después y según algunas fuentes, su asesinato fue por la continuidad que él dio a las actividades académicas de este centro de estudios, aún fuera del recinto universitario y es que durante el cierre ésta funcionó en locales alquilados.

Otras fechas
Hay otras fechas como la golpiza al Rector Napoleón Rodríguez Ruiz ocurrida en 1960, durante la presidencia de José María Lemus, quien sufría presiones del estudiantado porque el 19 de agosto de ese año, había probado la “Ley de Reuniones Públicas” que prohibía como su nombre lo indica, concentraciones masivas en parques y calles.

Continúan los cierres
Esta vez fue el 12 de noviembre de 1989, un día después de la ofensiva militar “Hasta el tope”, lanzada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

El gobierno aseguró que de la UES se generaban los ataques hacia las fuerzas militares, que en esos días atacaron a habitantes de la comunidad La Fosa, acusada de ser una fuente humana “de personas guerrilleras”.

El campus fue entregado a las autoridades universitarias, en mayo de 1990.  Son muchos los sucesos, las personas muertas y las heridas que aún no sanan, y sería idóneo continuar la búsqueda de información que ayude a fortalecer la memoria e historia de los sucesos que han envuelto al alma mater en sus más de 175 años de existencia. (La UES fue fundada el 16 de febrero de 1841).

Fuente: Santuario, documental producido por la Secretaría de Comunicaciones de la Universidad de El Salvador.

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Memorias del 30 de julio de 1975


Redacción: Roselia Núñez

Todo comenzó la noche el 25 de julio de 1975, cuando miembros del ejército salvadoreño del Presidente Arturo Armando Molina ocuparon las instalaciones del Centro Universitario de Occidente, CUO (una de las doce facultades de la Universidad de El Salvador, UES, ubicada en el Departamento de Santa Ana).

El objetivo era suspender los preparativos para el desfile bufo, que tradicionalmente el estudiantado realizaba cada 26 de julio. En Santa Ana ese día se celebraban las fiestas patronales y el sector estudiantil acostumbraba unirse a los festejos con el desfile bufo como medio de expresión crítica al gobierno de Molina.

Como forma de protesta a la ocupación militar del CUO que representaba una violación a la autonomía universitaria, el estudiantado de la UES en San Salvador convocó a una asamblea en la que establecieron llevar a cabo una marcha el 30 de julio.

En esa asamblea, una estudiante manifestó tener información que la marcha iba a ser reprimida por el ejército salvadoreño. Y en efecto, días antes el Ministro de Defensa, General Carlos Humberto Romero, había advertido que no iba a permitir ningún tipo de manifestaciones.

Aun con ese riesgo la marcha salió del parqueo de Ciencias y Humanidades de la universidad el miércoles 30 de julio a las 4:00 de la tarde, rodeando el Instituto Nacional General Francisco Menéndez, INFRAMEN, para incorporar estudiantes de secundaria que conscientes de la realidad apoyaban las luchas de esa época.

Hasta ese momento, la manifestación parecía normal, el grupo de estudiantes como en el resto de ocasiones iba ondeando sus pancartas al ritmo de sus acostumbradas consignas. De pronto, al interior de la manifestación, que formaba cuatro columnas (en igual número de bloques, incluyendo el de la zona occidental), desde el Externado San José hasta el puente a dos niveles sobre la 25 Avenida Norte, se comenzaron a escuchar disparos de armas cortas.


Posterior a ello, se sumaron los disparos de parte de la Guardia Nacional y de la Policía de Hacienda que con machetes y armas de fuego se hicieron presentes sobre la 3ª. Calle Poniente, lo que produjo la dispersión de la marcha, el estudiantado comenzó a buscar la salida.

Hubo quienes desesperadamente saltaron del puente, hacia lo que hoy se conoce como Alameda Juan Pablo II, otros, se fracturaron las piernas y quedaron tendidos sobre la calle.

Otro grupo llegó a refugiarse al hospital del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (antiguas instalaciones del ISSS), algunos fueron disfrazados como pacientes para que la Guardia Nacional no los identificara.

El personal médico y de enfermería del ISSS comenta que vieron unos 20 cuerpos entre personas heridas y muertas. No hay datos precisos, pero se menciona que hubo estudiantes que desaparecieron y un grupo que fue capturado por el ejército.

Aun cuando el personal médico del seguro intentó levantar a las personas heridas que se encontraban a orillas del hospital, la guardia no les permitió hacerlo, por el contrario a “culatazos” les hicieron retroceder.

Hubo estudiantes que llegaron asustados y heridos, posteriormente les evacuaron en ambulancias del ISSS. Otro grupo quedó ingresado en el hospital porque estaban gravemente heridos, algunos murieron en el hospital.

Otro grupo de estudiantes, al verse acorralados por las balas y machetes de la guardia y policía trataron de escalar el muro del Seguro, algunos lograron escapar, pero otros cayeron con heridas y muertos en manos de los militares.


Las fuerzas represivas, por su parte, llegaban con una tanqueta y continuaban su marcha sobre la 3ª Calle Poniente, abajo del puente en la calle Juan Pablo II, para evitar la presencia de personas, posteriormente llegó el ejército a levantar a las personas heridas y muertas, les arrojaron a los camiones y se retiraron, luego llegó el cuerpo de bomberos y lavó la sangre.

En menos de 20 minutos, las fuerzas militares se habían desecho de todas las pruebas que les incriminara con la opinión pública, no obstante, años después continúan vivos en la memoria de estudiantes y en la historia de la UES y del país.

Nota: Este artículo fue elaborado con base a testimonios de tres sobrevivientes y un testigo de los sucesos de la fecha.

Aún no existe una investigación científica que permita precisar el número real de personas muertas y desaparecidas el 30 de julio de 1975. Según el libro “AGEUS 25 años de lucha” y el Diario Co Latino de la época, algunos nombres de las víctimas son:

Personas muertas
Carlos Fonseca
Balmore Cortez Vásquez
Sergio Antonio Cabezas
Napoleón Orlando Calderón
Reynaldo Hasbún
Eber Gómez Mendoza
Roberto Antonio Miranda
José María López
Carlos Humberto Hernández
María E. Miranda
José Domingo Aldana

Personas lesionadas y golpeadas
Luis Antonio Villafuerte Castellanos
Mario López
Doctor Luis Coreas (quien recibió un impacto de bala mientras observaba desde el ISSS)

Personas desaparecidas
Morena Nolasco
Elizabeth Iraheta Milla
Julio César Velado
Guillermo Aparicio
Silvia Montano


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La masacre del 30 de julio de 1975 contra estudiantes de la UES

Por: Roselia Núñez

Testimonio de la Licenciada Mirna Perla (sobreviviente de la masacre a estudiantes de secundaria y de la UES en 1975) brindado en la universidad, durante la vigilia del 30 de julio en 2003.

El 25 de julio de 1975, las fuerzas militares del entonces presiente Arturo Armando Molina, intervinieron el Centro Universitario de Occidente de la Universidad de El Salvador, para evitar la realización de un show bufo, que los estudiantes desarrollaban cada 26 de julio, en vísperas de las fiestas patronales de Santa Ana y en el cual, éstos ridiculizaban al gobierno.

La intervención evitó que el grupo de estudiantes salieran ese día. En protesta el 30 de julio de ese año, los estudiantes del Campus Central organizan una manifestación que parte del estacionamiento de la Facultad de Humanidades, hacia el Parque Libertad. A esta se unen estudiantes de secundaria de San Salvador.

El estudiantado que marchaban de forma pacífica, es masacrado en las inmediaciones del puente a dos niveles, sobre la ahora calle mártires 30 de julio, a inmediaciones del Seguro Social.

Testimonio
La comunidad universitaria salió a la calle por la 25 Avenida Norte a decirle al régimen del país, que la Universidad de El Salvador estaba unida a través del FUERSA, el UR19, el FAU y toda la comunidad universitaria.

Estudiantes, docentes y sector administrativo marchamos por las calles de San Salvador para decirle al Coronel Arturo Armando Molina que el estudiantado universitario estaba defendiendo el derecho que la constitución ha consagrado para el pueblo salvadoreño, la educación superior.

A pesar que el General Carlos Humberto Romero, Ministro de Defensa nos había advertido a través de la radio, la televisión y con papeletas tiradas de un avión, que la universidad se atenía a las últimas consecuencias.

La decisión de salir
Fueron momentos difíciles discutimos mucho el grupo de estudiantes revolucionarios si salíamos, si aceptábamos que la dictadura pusiera una mordaza a la Minerva pero dijimos no, y dijimos vamos a desafiar al régimen porque tenemos una gran responsabilidad con nuestros orígenes.

Desde hace 500 años la comunidad pipil defendió estas tierras y no podíamos quedarnos en el recinto universitario, mientras la bota militar había invadido nuestro campus y por eso salimos, salimos con mucha alegría, con muchas pancartas, con muchos cantos y sobre todo con la razón de nuestra parte.

Llegaron las tanquetasCuando estábamos a la altura del Externado San José empezamos a ver las tanquetas que venían y los aviones que nos sobrevolaban en ese momento y decidimos cambiar de rumbo nuestra marcha que se dirigía hacia el parque Cuscatlán y que luego partiría hacia el Parque Libertad donde íbamos a realizar un mitin de protesta.

Pero, cuando doblamos a la altura del paso a dos niveles, vimos a la Policía y Guardia Nacional con cascos y gases lacrimógenos, venían disparando sus fusiles, empezaron ametrallar a las personas que encabezaban la marcha. Creímos que había que retroceder pero en ese momento nos cortaron el paso (al inicio del paso a dos niveles) las tanquetas que venían a aplastar al estudiantado universitario, pues muchos compañeros y compañeras cayeron.

Las víctimas
Ustedes han visto algunas de sus fotos y algunos de sus nombres, esas personas nunca han sido encontradas están en calidad de personas desaparecidas aunque sabemos que por ejemplo Carlos Fonseca iba muerto cuando se lo llevaron, porque después de que atacaron la marcha nos tiraron gases lacrimógenos y tiraron las tanquetas encima de todas las personas que estábamos ahí reunidas.

Vinieron con ambulancias a recoger los cuerpos de personas muertas y heridas, después pasaron tirando agua con jabón para borrar las huellas de los asesinos. Esa noche esta universidad estaba llena de estudiantes.

Las consecuencias
Yo me tiré del paso a dos niveles, me fracturé la rodilla izquierda y un grupo de compañeros me llevaron al Hospital Rosales de donde me sacaron a las 11 de la noche. Ahí estaban los policías buscando los heridos de la marcha, estudiantes de Medicina en ese momento muy valientemente nos ayudaron, nos sacaron y expusieron sus vidas para podernos salvar a nosotros.

Todo el pueblo salvadoreño sufrió esa afrenta como propia aunque los medios de comunicación quisieron callar toda esa masacre un grupo se fue al Parque Libertad como lo habíamos planificado, y lograron comunicarse a través de un radio aficionado para lanzar la noticia a través de toda centroamérica y la voz del estudiantado en aquel momento no se pudo callar, en este momento menos se puede callar tenemos que defenderla.


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Farabundo Martí: Un revolucionario internacionalista por convicción

Por: Roselia Núñez

Agustín Farabundo Martí, un revolucionario internacionalista por convicción, se comprometió desde muy joven con los cambios no sólo en El Salvador, sino también en Nicaragua, México y Guatemala.

Martí uno de los fundadores de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños AGEUS, nació en Teotepeque, La Libertad, el 5 de mayo de 1893.

En el libro “Farabundo Martí” Jorge Arias Gómez destaca que en la partida de nacimiento y bautismal, éste aparece con el nombre de “Faramundo Agustín Martí” hijo de Pedro Martí y Socorro Rodríguez de Martí.

También señala que el verdadero apellido era Mártir, pero que el padre de Farabundo lo “convirtió para si mismo en Martí, por admiración al gran patriota cubano” José Martí. Este revolucionario salvadoreño, es el sexto hijo de un total de 14.

En 1913 se graduó de bachiller en Ciencias y Letras de un Colegio Salesiano e ingresó a la Universidad Nacional en la carrera de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Ahí se incorporó a la causa social. En 1927 fundó junto a Mario Zapata y Alfonso Luna, la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños, AGEUS.

Las primeras acciones políticas con las que se dio a conocer fueron contra el régimen oligárquico de las familias Meléndez Quiñónez, que gobernó El Salvador de 1914 a 1927.

Martí en el exilio
Como consecuencia de sus acciones revolucionarias sufrió arrestos y exilios. Su primer exilio lo condujo hacia Guatemala en 1920, donde vivió entre los indígenas de la región del Quiché y aprendió, además de sus problemas específicos, muchos de su lengua vernácula. Además estudió en la Universidad de San Carlos y trabajó como obrero, jornalero y peón.

Fue expulsado de Guatemala hacia México. En este país centroamericano fue perseguido como agitador por los patronos de las fincas de café alemanas, pero regresó a Guatemala en 1923.

En 1925 guatemaltecos y salvadoreños fundaron en Guatemala el Partido Comunista Centroamericano PPCA, en el cual Martí ocupó el cargo de Secretario del Exterior.

Al poco tiempo fue desterrado a Nicaragua en donde fue miembro del Estado Mayor Internacional de Sandino y Secretario Privado del héroe nicaragüense.

“El Negro” como le apodaron sus amigos, acompañó a Sandino a la ciudad de Mérida, México en 1929, pero se separó de él y se dirigió a la ciudad de México donde se relacionó con el movimiento obrero y estudió la revolución agrarista de 1910. en México, Martí pasó a ser líder latinoamericano del Socorro Rojo Internacional.

Un movimiento comunista y antifacista internacional, que se desarrolló en todo el mundo, que brindó apoyo político, jurídico y económico a todos los presos políticos, jurídicos y económicos a todos los presos políticos y perseguidos, sin diferencias ideológicas o partidistas.

Farabundo de regreso a El Salvador
En 1930 Martí regresó a El Salvador y fundó junto a otros compañeros el partido Comunista Salvadoreño, que retornó y luchó por las demandas de los trabajadores y campesinos descontentos con los regímenes oligárquicos de la época.

El 22 de enero de 1932 se llevó a cabo la sublevación de miles de indígenas. Farabundo como miembro de la dirigencia del Partido Comunista planeaba tomar parte en la conducción de la insurrección indígena que se avecinaba.

Sin embargo, sus propósitos fueron infructuosos debido a que los planes fueron descubiertos por el gobierno de Maximiliano Hernández Martínez, quien asesinó a más de 30 mil campesinos.

Martí fue capturado el 19 de enero de 1932 y condenado a muerte por un Consejo de guerra que lo juzgó al igual que a Alfonso Luna y Marion Zapata, junto a quienes fue fusilado en el Cementerio General de San Salvador. El pelotón de fusilamiento estuvo bajo el mando del teniente Manuel Velásquez.

El fusilamiento
Arias Gómez destaca en el libro sobre Farabundo Martí, que durante el fusilamiento éste pidió a nombre de sus compañeros que no les vendaran los ojos y que “les fusilaran de frente, disparándoles al pecho”.

“En el último instante y casi a la par de las voces de mando del oficial que dirige el pelotón de fusileros, Martí con firmeza , empieza un Viva el Soco... (Socorro Rojo Internacional), que así queda incompleto porque la descarga de fusiles lo apaga”, ya eran las siete y cuarto de la mañana del 1 de febrero 1932.

Así finaliza la vida de un hombre que ha acompañado aún después de su muerte, las luchas revolucionarias del pueblo salvadoreño que lo recuerdan a través del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN, que retomó su nombre en 1980.

Escrito para ser publicado en "La Gazeta Universitaria", órgano de difusión de la Universidad de El Salvador.

Universidad de El Salvador cerrada por seis días

Escrito por. Roselia Núñez

El miércoles 5 de julio de 2006, parecía un día normal como cualquier otro, “con libertad para expresarse” en contra de la violencia y las políticas del Estado.

En El Salvador, desde el 10 de junio de este año, hubo nuevos incrementos a la energía eléctrica y a partir del 1 de julio al transporte público.

El estudiantado también protestaban por la explotación minera en el país, el estancamiento al salario mínimo, el encarecimiento de la canasta básica y el posible aumento a otros servicios como el agua.

Además, solicitaban la implementación del medio pasaje para estudiantes de secundaria y pedían investigación y justicia por la muerte de Nelson Edgardo Franco Manzano de 19 años, asesinado el 4 de julio al interior de un bus de la ruta 30-B, sobre el bulevar Universitario y la avenida Izalco de la colonia San Luis en San Salvador.

Franco Manzano quien estudiaba último año de contaduría en el Instituto Nacional Albert Camus (INAC), murió de cuatro balazos que le hizo un hombre que se subió y lo asesinó a quemarropa, según testigos.

Bajo ese contexto, el día miércoles 5 de julio, jóvenes de secundaria organizados en el Movimiento de Estudiantes Revolucionarios Salvadoreños (MERS), salieron a las calles para protestar y hacerse escuchar ante el gobierno.

Estudiantes del Albert Camus y del Instituto Nacional Francisco Menéndez (INFRAMEN), marcharon sin ningún problema desde el INFRAMEN hasta la 25 avenida norte o mártires del 30 de julio, frente a la UES, donde fueron recibidos por cordones policiales, así como por agentes de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO), quienes se encontraban en los alrededores de la universidad, desde las siete de la mañana de ese día.

Llegaron a las 8:30 de la mañana
La manifestación de jóvenes del MERS comenzó a llegar a las cercanías del hospital Bloom y la UES aproximadamente a las 8:30 de la mañana.

Dos horas más tarde y de acuerdo a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, la PNC por medio de la UMO detuvo a 2 estudiantes de secundaria, sin justificación alguna y con lujo de violencia.

Cuando los otros estudiantes vieron que sus compañeros eran agredidos comenzaron a responder con piedras el ataque. La policía disparó contra los estudiantes balas, granadas y gas pimienta, agrega la Procuraduría.

Los disparos, dejaron como resultado dos policías muertos y nueve heridos, 23 supuestos manifestantes capturados y un trabajador de la Universidad herido en el hombro derecho.

Al momento de los hechos, el trabajador se encontraba en el salón del Consejo Superior Universitario, justamente en la segunda planta del edificio de Rectoría, en una reunión con el sector administrativo de la universidad, dice el Ingeniero Orlando Machuca, Rector en funciones de la Universidad.

Algunas personas de la comunidad universitaria presumen que el disparo podría haber llegado desde el helicóptero que sobrevolaba el Campus en ese momento, o desde la azotea del Hospital Bloom, donde algunas personas aseguran haber visto franco tiradores.

“Están allí (los policías) desde hace tres horas… eso es totalmente imperdonable, han violado la autoridad del hospital”, manifestó una trabajadora. Otro trabajador del Bloom, que no quiso identificarse, expresó su molestia ante la presencia de los policías en el nosocomio.

“Estamos pidiendo que se retiren los policías del hospital, este lugar es para atender a los niños enfermos, no para tener policías…esto no es un cuartel”, dijo molesto.El empleado cuestionó la autoridad del director, debido a la presencia de franco tiradores, los cuales se encontraban en la parte alta del edificio. “Este acto muestra que la autoridad del director no tiene peso”, señaló.

Por su parte, la Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, Beatrice de Carrillo, manifestó que la presencia policial en el hospital viola “lo sagrado que es un hospital” y que se parece mucho a lo ocurrido hace meses en el hospital Rosales.

“Es un hecho gravísimo, comprendo que ha habido muertos frente al hospital, pero eso no justifica que la policía tome como posición estratégica ese lugar”, puntualizó De Carrillo”. (Fuente: Diario Colatino del 6 de julio de 2006).

"Universitarios sospechosos"
Como si cada uno de los miembros de la comunidad universitaria fuera culpable de lo sucedido en las afueras del Campus, éste que comenzó a ser desocupado desde las 11:30 de la mañana, fue objeto de un desalojo lento debido a los minuciosos registros del cual eran objeto los estudiantes, trabajadores y docentes de la UES.

Todo el personal universitario era sospechoso del asesinato a los dos policías en las afueras del Campus, por lo que eran revisados minuciosamente por miembros del Grupo de Reacción Policial (GRP), al estilo guardias de los años 80 en busca de armas o evidencias que implicara a los miembros de la comunidad universitaria, así, eran revisados los bolsillos de los pantalones de los estudiantes, los bolsones, las carteras, así como los carros de los trabajadores.

Algunos representantes estudiantiles de la Universidad se desvincularon de los desórdenes y atribuyeron las muertes de los agentes de la Unidad de Mantenimiento del Orden UMO, a personas infiltradas en la manifestación.

Mientras tanto, los alrededores de la universidad se mantenían vigilados por agentes policiales y se mantuvieron ahí hasta el domingo 9 de julio. En los cuatro días, la comunidad universitaria no tuvo acceso al Campus, no así la policía que como dueños de la misma abrían y cerraban los portones de Derecho a quien ellos consideraban “dignos” de poder ingresar.

Algunas representanciones estudiantiles, se manifestaron en contra de la militarización del campus porque consideran “violenta la autonomía y los acuerdos de paz”. “Los universitarios aseguran que denunciarán la militarización del Campus a nivel e internacional y difundirán el retroceso democrático que se está registrando en el país.

Según dicen, “los acuerdo de paz han sido violados en todo aspecto, nos están reprimiendo como si fuéramos delincuentes... aquí hay simples estudiantes, no somos criminales ni delincuentes, pero nos están obligando a tomar acciones, pero estas serán legales”, dijeron.

Líderes de la UES responsabilizaron al gobierno del estallido social que pueda generarse, ya que manifestaron será una respuesta a la opresión y a las políticas neoliberalistas”. (Parte de declaraciones hechas al Diario Co Latino del 5 de julio de 2006).

Las instalaciones de la Universidad, fueron entregadas oficialmente el 10 de julio, por lo que las actividades en el Campus comenzaron a desarrollarse hasta el martes 11 de julio de 2006. Esta actividad ha sido considerada por los miembros de la comunidad universitaria, como una violación a la autonomía.

De acuerdo al Doctor Antonio Martínez Uribe, polítólogo y docente de Relaciones Internacionales y de la Maestría en Derechos Humanos de la UES, la Autonomía de la universidad, se viola desde el momento que la policía “empieza a dar muestras de fuerza en los alrededores de la Universidad, en el momento que los helicópteros empiezan a sobrevolar el campus y también en el momento que vimos pasar a los aviones militares, como cuatro o cinco, de lo cual nadie dice nada ahora”.

Para él, el país no ha avanzado en materia de respeto hacia instituciones como la UES, es una tristeza, dice “qué barbaridad, no hemos avanzado porque esa autonomía de la universidad debería tener mayor fortaleza y ser sujeto de respeto. Lo preocupante es que si ya lo hicieron una vez, como Saca ha hablado del rescate de la UES pudieran repetirse este tipo de actos”.

El Licenciado Uribe considera, que el respeto de la autonomía, es una reivindicación histórica de autoridades, docentes y estudiantes.

“No queremos policías dentro de la Universidad y mucho menos militares, porque esa es la expresión más grave de la violación de la autonomía”, dice.

La Universidad ha sido violentada en su autonomía en años anteriores: por ejemplo en 1960 el gobierno de José María Lemus intervino la Universidad y golpeó al Rector José Napoleón Rodríguez Ruiz.

En 1972 fue intervenida militarmente por el Coronel Arturo Armando Molina y entregada en 1973.

Luego fue cerrada por la Junta de Gobierno dirigida por el Ingeniero José Napoleón Duarte en 1980 por ser considerada un “santuario de terroristas” y entregada hasta en 1984.

La UES también estuvo cerrada de 1989 por órdenes del presidente arenero Alfredo Cristiani y entregada en 1990.

Qué hacía la policía el 5 de julioFotografías e imágenes de los medios de comunicación, muestran que la policía y la Fiscalía General de la República entraron violentamente a la UES la noche del miércoles 5, “en busca de armas o evidencias que ayudaran a dar con los responsables de los hechos de ese día por la mañana”.

En esa búsqueda sin sentido, la noche que la policía ingresó (10:00 p.m), estos rompieron algunas puertas de las Facultades de Derecho e Ingeniería, (que después repararon).

Fueron cuatro días en los cuales la policía entró a las diferentes unidades de la universidad, los tres días posteriores los policías ingresaron con llaves proporcionadas por los jefes de cada oficina administrativa y académica, como se había acordado con anterioridad.

También hubo cateo en los gremios estudiantiles, como Frente Universitario Roque dalton (FURD), la Brigada Revolucionaria de Estudiantes Salvadoreños (BRES) y la Unidad de Estudiantes Revolucionarios Salvadoreños 30 de Julio (UERS-30) y de los sindicatos de trabajadores como SETUES.

La Rectora de la Universidad, María Isabel Rodríguez, denunció ese hecho porque no se respetó el debido proceso, ya que la Policía se saltó los portones y rompió puertas y cerraduras la noche del miércoles, aún cuando las autoridades universitarias mostraron interés en acompañarlos. De acuerdo al informe de la Fiscalía General de la República en la UES habrían encontrado “armas caseras y propaganda”.

Pero “esos hallazgos no nos constan”, dice la Doctora María Isabel Rodríguez porque “el resto del proceso lo acompañamos y en otras facultades no se encontró nada”, aseguró.

Las dudas se deben a que el hallazgo ocurrió en las Facultades de Derecho e Ingeniería, y se dio sin que autoridades universitarias ni de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos estuvieran presentes.

Muestras de solidaridad 
En ese contexto, representantes del Movimiento Popular de Resistencia 12 de Octubre (MPR-12), Coordinadora Nacional Agropecuaria (CNA), Frente Sindical Salvadoreño (FSS), Foro para la Defensa de la Constitución (FDC), Movimiento Nacional de Vendedores de CD, DVD y otros productos de marca, Alianza Social por el Cambio (ASC), salieron el 6 de julio, a reiterar sus protestas en contra de las políticas del Estado.

“En conferencia de prensa en La Plaza Cívica, culparon al gobierno de lo sucedido el día miércoles 5, debido a que las causas de las protestas son las políticas económicas que está impulsando el gobierno.“Aquí, el único asesino es el gobierno”, fue el señalamiento del grupo que estaba en el mencionado parque y acompañaron a los representantes de estas organizaciones.

“Hemos estado presentando alternativas que defiendan los intereses de las mayorías de nuestro pueblo salvadoreño, sin embargo, lo que hemos observado que este gobierno sólo responde a los intereses de grupos de dinero y no nos toma en cuenta”, apuntó Pedro Juan Hernández, del Movimiento Popular de Resistencia 12 de octubre (MPR-12).

Asimismo, que tampoco se ha podido confirmar de los 30 estudiantes capturados, quienes pertenecen a estos movimientos, porque no tienen los nombres de ellos. Erazo dijo que ayer fue cateada una sede sindical, y se llamó a los medios de comunicación pero no llegó nadie.

Los dirigentes aseguraron que se solidarizan con los estudiantes y otros grupos que se manifestaron ayer (5 de julio), y exigieron además, se suspenda el cerco militar montado en los alrededores del Alma Mater”. (Fuente: Diario Colatino del 6 de julio de 2006).

El frente en un comunicado sobre los hechos, manifestó entre otras cosas su solidaridad con la Universidad de El Salvador y su comunidad universitaria, rechazando además, todo acto o expresión que irrespete la autonomía universitaria “y denigre su papel como alto centro de estudios, ente rector de la enseñanza superior y conciencia crítica de la sociedad salvadoreña. Reconocemos la entereza, ecuanimidad y responsabilidad con que las autoridades de la UES han sabido enfrentar esta difícil situación”.